La sinfónica de las aguas de Raúl Zurita
«La sinfónica de las aguas» del poeta chileno Raúl Zurita (Santiago, 1950) pertenece a los Cantos de los ríos que se aman, un extenso poemario en el que Zurita retoma esa vitalidad que Dante Alighieri plasmó en sus poemas líricos y textos en prosa de La vida nueva, título principal que el mismo Zurita toma prestado para englobar estos y otros poemas más.
Así como en el texto de Alighieri, el amor es la fuerza inicial en estos cantos del poeta chileno, y Zurita lo representa a través de la imagen del río que desde los primeros tiempos se le ha atribuido un carácter vital. Ya Manrique en sus Coplas por la muerte de su padre dice: «Nuestras vidas son los ríos / que van a dar en el mar, / que es el morir […]». Incluso Zurita juega con este mismo sentido a lo largo de los textos; son importantes las intertextualidades en todo el libro, de hecho el autor inicia con una selección de fragmentos a manera de epígrafes, y que coloca bajo el título «Del paraíso»; textos del Génesis, del Ramayana, y del Popol Vuh, de Hesíodo, de Homero, de Horacio y Virgilio. Por supuesto, incluye un fragmento de una leyenda Mapuche, pues son los ríos chilenos los que entretejen la trama de esto cantos maravillosos; hermosos al principio, como es el caso de «La sinfónica de las aguas», pero terribles después por la violencia de la conquista española, la destrucción del pueblo mapuche, la dictadura de Pinochet. El Mapocho será uno de esos ríos que arrastra entre sus aguas cadáveres y podredumbre.
Zurita canta a la vida en su milagro inicial; con este poema comienza los Cantos de los ríos que se aman. El agua es el principio, diría Tales de Mileto, así como el origen en la cosmovisión griega: Urano fecunda a Gea y todo florece:
Llegaron entonces los ríos: los ríos del sueño, cielo y viento primero [...], la intimidad, la fuerza erótica capaz de crear todo a través de [...] el encuentro, la comprensión, el sonido.
Todo se crea de una forma armónica, la música que producen los torrentes de esos ríos que se arrojan desde el cielo. La primera parte de los poemas se titula «Los ríos se arrojan desde el cielo», y es así que empiezan a poblar el mundo:
[...] miles, millones de pastos poblando las praderas en comunidad total de repartición
Esa es «La sinfónica de las aguas», poema de imágenes poderosas que se vinculan con la vitalidad, con la felicidad, a través de ritmos y silencios que fluyen como las aguas de un río, haciendo de todo el canto una fiesta para los oídos.